Convocatoria Revista de Arquitectura N.º 44.
Los diarios hace pocas semanas en Barcelona, informaron que había un cincuenta por ciento de enfermedades mentales en niños y jóvenes, un tercio debido a la adicción a las pantallas virtuales, un tercio debido a desarreglos graves en la alimentación relacionados con la ausencia de apoyo social y familiar, y un tercio por depresiones, ansiedades y alucinaciones mentales por la suma de ambas causas y por acosos escolares o familiares. Ello nos impulsa a una corta reflexión de una temática que creemos esencial en la arquitectura de hoy y que desearíamos tuviese una gran respuesta. Estas enfermedades mentales se manifiestan encerrándose en las habitaciones con sus pantallas virtuales para evitar el contacto físico y social con otros sujetos en el exterior, o bien, en no intercambiar socialmente con nadie en lugares públicos, llegando a no comer para evitarlo, o bien, finalmente, como víctimas de acosos reales o virtuales, no piensan por ellos mismos perdiendo la autonomía de movimientos. Todos estos síntomas son espaciales y afectan a la arquitectura y al urbanismo en su conjunto.
El arquitecto ha de responder a estos cambios sociales y físicos del mundo de hoy, a cambios climáticos y cambios debidos al COVID. Pero no solamente estos, sino también a cambios tecnológicos con nuevos materiales, cambios en la medicina con espectaculares innovaciones biológicas, cambios en las relaciones sociales desde la familia cercana hasta el aumento espectacular de la emigración y de la inmigración, y cambios, por fin, en el comportamiento mental científico, artístico y ético-político, intentando desesperadamente adaptarse a tantas transformaciones con rapidez, de ahí que las enfermedades, en su conjunto mentales, son, de hecho, una mezcla compleja de factores sociales, físicos y mentales.
La cultura del arquitecto ha de cambiar también si sus edificios y ciudades han de mantener su calidad. El caso de Barcelona, desde donde escribimos esta convocatoria, es ejemplar, no porque la ciudad se construye peor o mejor que otras, sino porque hace lo que puede ante tantos cambios, pero como está reorganizándose con gran rapidez afecta la vida de sus habitantes, y tanto más cuanto más sean vulnerables a estos cambios.
Esta nueva cultura ha de ser capaz de adaptarse a los nuevos materiales, a las nuevas necesidades sociales de emigrantes o de poblaciones sin recursos, a las nuevas posibilidades de ciencias, artes y políticas, con o sin el ordenador, mediante estudios interdisciplinarios e interartísticos que sepan aunar esfuerzos y capaces de construir un nuevo lugar en el que la síntesis entre diseño, obra y uso sea un claro indicador de salud, tanto a nivel de discurso como a nivel de obra, de tal manera que se apoyen mutuamente.
¿Qué es un espacio de convivencia?, ¿Qué es un lugar en el cual se concibe estar cómodo con diferentes culturas, diferentes edades? Se propone la presentación de trabajos teóricos y prácticos que planeen cómo conseguir que arquitectura y comunidad dialoguen, sin dejar que factores físicos, sociales o políticos, en lugar de apoyar un desarrollo saludable aumenten el desarrollo de patologías de todo tipo. Para conseguirlo es imprescindible tener en cuenta a los usuarios potenciales de hoy con sus experiencias, sus identidades históricas y sus prioridades vitales. Todos sabemos que hay grupos más vulnerables que otros y que existen muchas diferencias entre ellos que hay que valorar con justicia, al igual que no hay teorías universales que funcionen en todos los lugares por un igual. Pero sobre todo sabemos que existen lugares fruto de diálogos entre arquitectura y comunidad que son ‘claros en el bosque’, en los que los proyectos y las obras son un regalo para todos, sin por ello olvidar la lucha por defender sus valores. Los nuevos lugares han de ser auténticas “gramáticas de convivencia” con una ‘idoneidad’ (suitability) propia del diálogo entre arquitectura y comunidad en cada lugar, compaginando lo positivo de la globalidad con las características locales que afectan directamente la salud mental de los usuarios, que no han de ser nunca las víctimas del progreso sino sus protagonistas.
¿Cómo conseguir que las funciones prioritarias de los usuarios no sean un problema sino por el contrario el fundamento del valor de los proyectos y planes? ¿Cómo aprovechar las necesidades ecológicas de una ciudad respetuosa con el clima y la naturaleza para crear una “gramática de convivencia” basada en una “idoneidad” innovadora que no excluya socialmente a nadie?¿Cómo conseguir que de este modo la arquitectura y el urbanismo sean una “conversación” innovadora entre construcción y habitar incitadora a un mejor vivir?¿Cómo utilizar todos los materiales, nuevos y tradicionales, optimalizando su efecto de bienestar climático y biológico y, al mismo tiempo, mejorar las condiciones sociales de los espacios internos, externos y su intercomunicación? ¿Cómo investigar los índices de calidad urbanística y arquitectónica de los distintos lugares proyectados y o construidos desde la posevaluación o desde la etnografía? ¿Cómo los nuevos sistemas de diseño desde la inteligencia artificial pueden ayudar a definir las características óptimas de estos lugares respetuosos con la salud de los usuarios más vulnerables apoyando el lugar habitado como ‘conversación’ y nunca como un soliloquio universal predeterminado ya antes de conversar? ¿Cómo conseguir que el futuro de la formación del arquitecto tenga en cuenta esta nueva situación tanto física como socialmente?
Dr. Josep Muntañola Thornberg. Barcelona + Dr. Johan Nielsen. Bruselas. 2022.
Invitación a publicar en dos secciones, compuestas por artículos originales revisados por pares evaluadores ciegos:
INVESTIGACIÓN EN TEORÍA ARQUITECTÓNICA. Cuerpo de Artículos. Rango de 4000-6000 palabras.
INVESTIGACIÓN EN PROYECTO ARQUITECTÓNICO. Obras proyectadas y/o construidas. Rango 3000-4000 palabras.
Fecha límite de recepción de artículos: 15 de marzo del 2023